Jesús está
extenuado. Su paso se hace más y más torpe, y la soldadesca tiene prisa por
acabar; de modo que, cuando salen de la ciudad
por la
puerta Judiciaria, requieren a un hombre que venía de una granja, llamado Simón
de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, y le fuerzan
a que lleve la
cruz de Jesús (cfr. Mc XV,21).
En el conjunto de la Pasión, es bien poca cosa lo que supone esta ayuda.
Pero a Jesús le basta una sonrisa, una palabra, un gesto, un poco
de amor para
derramar copiosamente su gracia sobre el alma del amigo. Años más tarde, los
hijos de Simón, ya cristianos, serán conocidos
y estimados
entre sus hermanos en la fe. Todo empezó por un encuentro inopinado con la Cruz.
Me presenté a los que no preguntaban por mí, me
hallaron los que no me buscaban (Is LXV,1).
A veces la Cruz aparece sin buscarla: es Cristo que pregunta por nosotros.
Y si acaso ante esa Cruz inesperada, y tal vez por eso más
oscura, el
corazón mostrara repugnancia... no le des consuelos. Y, lleno de una noble
compasión, cuando los pida, dile despacio,
como en confidencia: corazón, ¡corazón en la Cruz!, ¡corazón en la Cruz!
Puntos
de meditación:
1.
¿Quieres saber cómo agradecer al Señor lo que ha hecho por nosotros?... ¡Con
amor! No hay otro camino.
Amor con amor se paga. Pero la certeza del cariño
la da el sacrificio. De modo que ¡ánimo!: niégate y toma su Cruz.
Entonces estarás seguro de devolverle amor por Amor.
2. No es tarde, ni todo está perdido... Aunque te lo parezca. Aunque lo
repitan mil voces agoreras. Aunque te asedien miradas burlonas
e incrédulas... Has
llegado en un buen momento para cargar con la Cruz: la Redención se está
haciendo —¡ahora!—, y Jesús necesita
muchos cirineos.
3. Por ver feliz a la persona que ama, un corazón noble no vacila ante el
sacrificio. Por aliviar un rostro doliente, un alma grande vence
la repugnancia y se
da sin remilgos... Y Dios ¿merece menos que un trozo de carne, que un puñado de
barro?
Aprende a mortificar tus caprichos. Acepta la contrariedad sin
exagerarla, sin aspavientos, sin... histerismos. Y harás más ligera la
Cruz de
Jesús.
4. Ciertamente que el día de hoy ha sido de salvación para esta casa,
pues que también éste es hijo de Abrahám.
Porque el
Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que había perecido (Lc
XIX,9-10).
Zaqueo, Simón de Cirene, Dimas, el centurión...
Ahora ya sabes por qué te ha buscado el Señor.
¡Agradéceselo!... Pero opere et veritate, con obras y de verdad.
5. ¿Cómo amar de veras la Cruz Santa de Jesús?... ¡Deséala!... ¡Pide
fuerzas al Señor para implantarla en todos los corazones,
y a lo largo y a lo
ancho de este mundo! Y luego... desagráviale con alegría; trata de amarle
también con el latir de todos los
corazones que aún
no le aman.
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