Edessa
El
estudio de estos iconos lleva a todos a la ciudad de Edessa, capital del que sería
el primer reino cristiano de la historia, Osrohene, en Anatolia. La ciudad todavía
existe, se llama Urfa y se encuentra en Turquía. Según refieren los
historiadores, en el año 525 aparece en forma casual una tela que había estado
oculta en un nicho disimulado en la muralla de Edessa. Los cristianos habían
escondido la tela para que no cayera en poder de un rey que había vuelto al
paganismo y los perseguía. Esa tela que será conocida con el nombre de
Mandylion, tenía una imagen de Jesucristo que llamaban aqueiropoietos, que
quiere decir no hecha por mano de hombre. El Mandylion era expuesto ante los
fieles con un complicado doblez que mostraba solamente el rostro, rodeado por un
marco de oro y plata.
Como
veremos el Mandylion era con altísima probabilidad la tela que se conoce
actualmente como Sábana Santa de Turín, Santa Síndone o Santo Sudario, la que
para la inmensa mayoría de los que estudiaron seriamente el tema es sin ninguna
duda la sábana sepulcral de Jesús.
Se
señaló una incompatibilidad. Sabemos que en el Mandylion sólo se veía el
rostro, en cambio en la Sábana Santa la imagen es de cuerpo entero. Pero en los
minuciosos estudios realizados en ésta, observándola con luz rasante muestra
claramente haber estado plegada y durante largos períodos de tiempo, de
diversas maneras: en dos partes, en cuatro, en ocho y en doce. Esto se debe a
que los tejidos de lino conservan indefinidamente trazas de los dobleces a que
han sido sometidos. El doblado en ocho permite ver solamente el rostro, lo que
consiente en identificarla con el Mandylion de Edessa.
¿Pero cómo llega el Mandylion a Edessa? Los historiadores estiman que la Sábana con que José de Arimatea, según el relato evangélico, envolvió el cuerpo de Jesús al darle sepultura, permaneció en Jerusalén en poder de sus discípulos algún tiempo. Después fue llevada a Pella, una de las ciudades de la Decápolis, en la actual Jordania, previamente a la destrucción de Jerusalén por Tito en el año 70 d.C. Luego trasladada a Edessa antes de la revuelta judía de los años 131-135 d.C., que con la consecuente represión de Adriano significó la destrucción total del reino de Israel. En Edessa el rey Abgar Manu, acogió a los cristianos tanto que terminó adoptando su religión, resultando así Osrohene el primer reino cristiano.
En
el año 639, Edessa, cae en poder del Islam. Quizá haya sido ésta la causa
providencial por la que el Mandylion, que como vimos ostentaba una imagen de Jesús,
se salvara de la destrucción que llevaron a cabo los iconoclastas, con
el emperador de Oriente León III a la cabeza. Esta verdadera persecución duró
hasta el año 842 con el llamado triunfo de la ortodoxia, al declararse legítima
y útil la veneración de las imágenes de Jesucristo y de los santos.