Turín

 

Más tarde los Savoy o Saboya anexan el Piemonte, con su magnífica ciudad de  Turín, y deciden cambiar de capital. Naturalmente convencidos como estaban de la autenticidad de la Síndone no dudan en llevarla a su nueva metrópoli, en cuya  basílica de San Juan construyen la magnífica capilla de Guarini donde se la venera hasta nuestros días. Para poder trasladar la Síndone a Turín, sin la protesta de los habitantes de Chambery, el Duque de Saboya aprovechó que el Obispo de Milán, después San Carlos Borromeo, había hecho el voto de ir a venerar la Síndone cuando cesara la peste que azotaba a su diócesis. Pasado el flagelo, el Obispo se disponía a cruzar los Alpes caminando y en pleno invierno. Para acortarle el camino, el Duque llevó la Síndone a Turín, donde el Obispo cumplió su promesa, pero la reliquia no fue devuelta a Chambery.

Con el correr del tiempo fueron apareciendo muchas “sábanas santas” en distintos lugares, se cuentan más de 40 y cada una con su propia historia. Fueron motivo de devoción por parte de los fieles, pero no siempre se informaba que habían sido copiadas ni de cuál original.

La Argentina posee una de esas copias, la Sábana Santa de Santiago del Estero. No se sabe exactamente la fecha de su arribo al país, que algunos estiman entre 1578 y 1592. Es una de las mejores copias y una de las pocas en que la imagen del cuerpo de Jesús es del mismo tamaño que el original de Turín. Así se tuviera en cuenta solamente su antigüedad, merecería un aprecio muy especial por los argentinos.