Se pueden hacer en cualquier tiempo del año.
Si no pueden rezarse las oraciones prescritas,
basta rezar siete Padrenuestros, Avemarías y
Gloria.
Puédese ganar indulgencia de cinco años; y
plenaria con las condiciones de costumbre. Núm.
465, 470.
Primero.
GLORIOSO
San José, Esposo purísimo de María Santísima! A
la manera que fue grande la angustia y el dolor de
vuestro corazón en la duda de abandonar a vuestra
Purísima Esposa, así fue Inexplicable la alegría
cuando os fue revelado por el Angel el Misterio
soberano de la Redención.
Por
este dolor y gozo os rogamos nos consoléis en las
angustias de nuestra última hora y nos concedáis
una santa muerte, después de haber vívido una vida
semejante a la vuestra en medio de Jesús y de
María.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
Segundo
¡Felicísimo
Patriarca San José elegido para cumplir los oficios
de Padre cerca del Verbo Humanado! Grande fue
vuestro dolor al ver nacido a Jesús en tan
extremada pobreza, el cual súbitamente se trocó en
júbilo celestial al oír las angélicas armonías y
contemplar el resplandor de tan luminosa noche.
Por
este dolor y gozo os suplicamos nos alcancéis la
gracia de que, después de haber seguido vuestro
camino aquí en la tierra, podamos oír las
armonías angelicales y gozar de la vista de la
gloria celestial.
Padrenuestro,
Avemaría, y Gloría.
Tercero.
¡Glorioso
San José, ejecutor obedientísimo de la Ley de
Dios! La Sangre preciosísima que en la
Circuncisión derramó el divino Redentor os
traspasó el corazón; pero el Nombre de Jesús, que
le fue impuesto, lo llenó de consuelo.
Por
este dolor y gozo os rogamos que nos obtengáis la
gracia de que, quitado de nuestro corazón todo
vicio en la vida, tengamos la dicha de morir con el
Santísimo Nombre de Jesús en los labios y en el
corazón.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
Cuarto.
¡Fidelísimo
San José que tan gran parte tuvisteis en los
misterios de nuestra Redención! grande dolor
sentisteis al saber por la profecía de Simeón que
Jesús y María estaban destinados a padecer; mas
este dolor se convirtió en gozo al saber que los
padecimientos de Jesús y María habían de ser
seguidos de la salvación de innumerables almas.
Por
este dolor y gozo os rogamos que seamos del número
de aquellos que, por los méritos de Jesús y de
María, han de resucitar gloriosamente.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloría.
Quinto.
¡Vígilantísimo
San José, Custodio y familiar íntimo del Hijo de
Dios encarnado! Cuan grande fue vuestro sufrimiento
para alimentar y servir al Hijo del Altísimo, sobre
todo en la huida a Egipto, otro tanto fue grande
vuestro contento y alegría, de tener siempre en
vuestra compañía al mismo Dios y ver cómo caían
en tierra los ídolos de los egipcios.
Por
este dolor y gozo os rogamos que nos alcancéis la
gracia de que, teniendo lejos de nosotros al tirano
infernal, mediante la huida de las ocasiones, caiga
de nuestro corazón todo ídolo de terrenas
aficiones y, ocupados totalmente en el servicio de
Jesús y de María, vivamos solamente por ellos y
tengamos una muerte feliz.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
Sexto.
¡Oh
ángel de la tierra, glorioso San José, que visteis
con admiración sujeto a vuestras órdenes al Rey
del Cielo! sí fue turbada vuestra satisfacción al
regresar de Egipto por el miedo de Arquelao, al ser
asegurado por el Angel, vivisteis tranquilo con
Jesús y María en Nazaret.
Por
este dolor y gozo alcanzadnos la gracia de vernos
libres de temores nocivos, gozando de la paz de
conciencia, vivamos seguros con Jesús y María y
muramos en su compañía.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloría.
Séptimo.
¡Oh
glorioso San José, ejemplar de toda santidad!
Grande fue vuestro dolor al perder sin culpa al
Niño Jesús, debiendo buscarle con gran pena por
espacio de tres días; pero mayor fue vuestro gozo
cuando al cabo de ellos lo hallasteis en el templo
en medio de los Doctores.
Por
este dolor y gozo os suplicamos nos alcancéis la
gracia de no perder jamás a Jesús por el pecado
mortal; mas si, desgraciadamente, lo perdiésemos,
que lo busquemos con gran dolor para vivir siempre
en su amistad hasta que con Vos logremos gozar de El
en la gloria y cantar allí eternamente sus divinas
misericordias.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloría.
ANTÍFONA
El
mismo Jesús, al comenzar los treinta años de su
edad, era tenido por hijo de José.
V.
Rogad por nosotros, San José.
R.
Para que seamos dignos de las promesas de
Cristo.
ORACIÓN
Oh
Dios, que en vuestra inefable providencia os
dignasteis elegir al bienaventurado San José para
Esposo de vuestra Santísima Madre!, os pedimos nos
concedáis que, pues le honramos como protector
nuestro en la tierra, merezcamos tenerle por
intercesor en los cielos, donde vivís y reináis
por los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN
Del
Papa León XIII A San José para implorar su auxilio
en todas las necesidades.
A
Vos, bienaventurado José, acudimos en nuestra
tribulación, y después de implorar el auxilio de
vuestra Santísima Esposa, solicitamos también
confiadamente vuestro patrocinio. Por aquella
caridad que con la Inmaculada Virgen María, Madre
de Dios, os tuvo unido y por el paterno amor con que
abrazasteis al Niño Jesús, humildemente os
suplicamos que volváis benigno los ojos a la
herencia que, con su sangre, adquirió Jesucristo, y
con vuestro poder y auxilio socorráis nuestras
necesidades.
Proteged,
oh providentísimo Custodio de la Divina Familia, la
escogida descendencia de Jesucristo; apartad de
nosotros toda mancha de error y de corrupción;
asistidnos propicio desde el cielo, fortísimo
libertador nuestro, en esta lucha con el poder de
las tinieblas; y como en otro tiempo librasteis al
Niño Jesús de inminente peligro de la vida, así
ahora defended la Iglesia santa de Dios de las
asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, y a
cada uno de nosotros protegednos con perpetuo
patrocinio para que a ejemplo vuestro y sostenidos
por vuestro auxilio, podamos santamente vivir,
piadosamente morir, y alcanzar en los cielos la
eterna bienaventuranza. Amén.
ORACION
POR
DIVERSAS NECESIDADES
SANTO
Patriarca, dignísimo esposo de la Virgen María y
Padre adoptivo de Nuestro Redentor Jesús, que por
vuestras heroicas virtudes, dolores y gozos
merecisteis tan singulares títulos; y por ellos,
especialísimos privilegios para interceder por
vuestros devotos; suplico, Santo mío, os alcancéis
la fragante pureza a los jóvenes y doncellas,
castidad a los casados, continencia a los viudos,
santidad y celo a los sacerdotes, paciencia a los
confesores, obediencia a los religiosos, fortaleza a
los perseguidos, discreción y consejo a los
superiores, auxilios poderosos a los pecadores e
infieles para que se conviertan, perseverancia a los
penitentes, y que todos logremos ser devotos de
vuestra amada Esposa, María Santísima, para que
por su intercesión y la vuestra podamos vencer a
nuestros enemigos, por los méritos de Jesús, y
conseguir las gracias y favores que os hemos pedido
para santificar nuestras almas hasta conseguir
dichosa muerte, y gozar de Dios eternamente en el
Cielo.
Amén.
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